sábado, 25 de julio de 2009

De las iluciones ópticas.

Deja las drogas.
Y daño concluido.
Pero entonces les digo,
¿Cuáles drogas?
¿Las que se inhalan,
fuman, mastican, beben,
inyectan o las que escuchamos,
leemos, aprendemos, enseñamos,
creemos, aquellas que hablan
irascibles de nosotros?
Porque tú acentuas
una dependencia al odio
una necesidad al reproche
una avaricia del todo
que nunca deja nada.

Daño concluido,
el de tu perfume
que se desenvuelve
conquistando
ya tu ego
ya tu nombre.

Prohibamos aquéllas drogas
como la misericordia,
no para dar lugar a la soberbia,
como la lujuria,
no para ser castos únicos en el planeta,
como el odio,
no para llenar este mundo de felicidad,
simplemente,
para decir que no hemos venido a él en vano.
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