viernes, 25 de febrero de 2011

Cristo y la cruz.

Cristo no murió en la cruz
pero resucitó en ella.
Falleció cuando predicaba
ante una multitud que lo alababa.
La sangre que deslizaba por su torso
no era conspiración de su reino,
era la fuente viva de un nuevo cuerpo.
En el pasado, la multitud clamaba por milagros
después los cuerpos ya no enfermaban,
la sentencia había sido declarada:
La cruz en mi espalda
es el peso que ahora cargas.
Las espinas sobre mi cabeza
las sostiene tu conciencia.
El hierro que en mis manos y pies
no me dejaron mover
es esa búsqueda de libertad.
Y mi último suspiro antes de resucitar
son los sollozos de tu soledad.

martes, 15 de febrero de 2011

La crueldad del viento.

Toca el cielo.
Dime...
¿Qué rozan tus dedos?
¿Es la salvación que
las mariposas en su vuelo,
tan largo, tan ligero,
llevan tiempo buscando?
Tócalo, guarda un pedazo:
mi regalo de cumpleaños,
el azul que por noches
he anhelado.

Desde aquí te veo,
conquistando al mundo
con tus alas, con tu vuelo
como el de las mariposas
tan largo, tan ligero.
Pero muchas veces,
pobre hombre,
te arrastra el viento
y eres como la hoja
que indefinidamente
no vuelve a caer al suelo.

No tengas miedo si yo lo tengo,
jala el gatillo que venga el silencio
sangra y que la estirpe sea exterminada,
hombre de fe,
hombre sin pies,
te arrastra el viento
y eres como una hoja
que ya no deja el suelo.

Toca el infierno.
Dime...
¿Es real? O es tan solo un cuento
Tú eres el rey, yo el misterio,
El fuego, la escenografía
-qué triste noticia,
tu rostro es parte de la galería.
Hombre sin fe,
hombre sin piel
te arrastras como el viento
pero eres como una piedra
que se esconde con el tiempo.
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