martes, 23 de junio de 2009

Fue ayer.

Cómo olvidar tus manos en la bolsa, buscando dinero, encontrando las llaves, moviéndolas, sacudiendo la tierra, tu cuerpo inclinándose con el vaso apenas sujetado, tu ironía descartada y una riqueza aparentada, si cada vez que me veo al espejo tu figura se engrandece, me aplasta, me enloquece. Tu traje, el de hoy, es grandioso, lujosas tus facciones como el dinero bello que no llega a los pobres, tú que al hambre has olvidado, ahora pueriles necesidades. Tu bebida se acaba, tu sed no sacia, no te preocupes, volveré a llevarte otra copa más, una sonrisa sobre la charola; servida y amortajada, no importa, mi espalda. ¡Ay! Te preguntaría la hora pero el tiempo de los pobres no se da en relojes de diamantes, aunque falsos, estridentes en su tic tac, además te tengo que invitar una copa más;o sea, me tengo que quedar.
Cuando serví el veneno la noche aparentaba felicidad, hartas risas efímeras se propagaban con euforia determinada como el veneno en sus gargantas ya cantaba golondrinas ensimismadas.
Entonces yo, cazador, te alimento con una pócima y tú la bebes gozoso, feliz por la gracia que el placer te presenta y tu riqueza hereda.
Creative Commons License
This work is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International License.