viernes, 31 de octubre de 2008

Una carta para ti.

Fue al azar como te conocí, fue la suerte que de ti me alejó. Si hablo de distancia sabrás lo que nos separa. Si pienso en lo que conozco imaginarás que yo a ti muy poco. Si platico de mis encuentros afirmarás que entre tú y yo no ha habido ninguno pero, si pensamos ambos en nuestros anhelos convendremos en conocernos.
Lento e imperecedero es el tiempo, lo que ha transcurrido y que nos quiere hacer viejos. La idea de tu existencia se alimenta de tus letras, extenso poema. Eres real, sí, en la prisión de mi imaginación que alberga perpetuos condenados, culpables por el crimen de vivir sin existir.
Soy un mártir para los que no comprenden que sufrir no es sólo dolor, para los que dicen que caminar es sinónimo de pies, que para hablar no es necesaria la voz, mártir para aquellos que creen que un ciego suspira por ver.
Efímeras son las palabras que nuestras manos conversan entre sí, navegan de aquí para allá y, aunque siempre con esta característica, pretenden siempre encontrar un espacio que ocupar.
Ah!, se ha cumplido el tiempo otra vez. Es necesario cerrar nuestras ventanas y esperar a encontrarnos una vez más.
Creative Commons License
This work is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 International License.