viernes, 16 de septiembre de 2011

Puta o puto.

Muchos dicen que la ola, olorosa, escandalosa y huamana, que se forma en los estadios, particularmente en los juegos de futbol, tiene sus raíces en México. Lo escucha cuando ves al guardameta haciendo un saque de meta (muchas veces en un simple despeje). Lo analizas. Sí, es posible. Nosotros, cosa de no mucho orgullo, fuimos creadores de ese movimiento de emociones que se desplazan por un estadio; el simple hecho de estar nada más sentado, viendo un enfadoso juego disputándose en media cancha; de ese asombro por la colectividad, la unión espontánea del sentimiento más escondido entre nosotros, la unidad; por el simple naufragio debido al huracán de la euforia. Suena bien.
Cuando pienso en su origen, la manera en que le gritaron por primera vez, se me viene la imagen de un imbécil tratando de intimarlo, agitando vigorosamente el brazo y el riguroso ademán, que no hacen sino desconcentrarlo. Luego el buen amigo no lo deja solo y ahora es parte del coro, juntos levantan el brazo y vociferan a destiempo. En pocos días la porra ya tiene un nueva estrategia. Las armas están listas, colgando de las cuerdas bucales, puede ser en el minuto cinco, alguna vez lo fue hasta el ocho. La decisión fue unánime. En un momento me pareció gracioso y allí reside el problema: cuando ves tan normal los insultos, y esa idea de lo "normal" ha sido inducida por alguien que no comparte tus criterios.
¡Puuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuutooooooooo! Se grita desde lo más alto hasta lo más bajo del estadio, desde lo más lejos a lo más cercano de la cancha. El balón en el círculo central, el medio de contensión adelanta para la ofensiva, el tumulto se anima: ¡Tira, tira! la señora grita, se desborda, casi llega el gol, viene la copa, sigue intentando olvidar lo fallado. Un nuevo saque de meta. Puto, portero puto.
El término puto o puta, vaya a ser el caso, tiene sus teorías acerca de su etimología, y parece ser complicado, pero en todas no se asimila de un modo peyorativo como aquí en México. Aquí sencillamente te va mal si lo usas. Entonces unos se lo atribuyen a los romanos. Su raíz en putta, putto (muchacha, chicuela) es lo más atractivo. El historiador habla también de una diosa menor de los romanos; en la biblia se lo atribuyen a un tal Potifer quien tenía una amante que sedujo a José, cosa que pagó con encerrón; y lo más sencillo: como abreviación de la palabra "prostituta".
Sin embargo, la cuestión no es el insulto, sino el grito unánime. Y acostumbrados a gritar lo estamos. Sobre todo en estas fechas patrias, que, al igual en las canchas, lo hacemos para festejar una independencia que no sabemos realmente cómo se consumó.
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